La Muerte Contada Por Un Sapiens a Un Neandertal by Juan José Millás & Juan Luis Arsuaga
autor:Juan José Millás & Juan Luis Arsuaga [Juan José Millás & Juan Luis Arsuaga]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788420461052
Google: moNZEAAAQBAJ
Barnesnoble:
Goodreads: 59799981
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2022-02-23T23:00:00+00:00
Nueve. Comida para el león
A Arsuaga, en su gimnasio, le permitÃan llevar un número equis de invitados al año, de modo que un dÃa me llamó. Dijo:
â¿Has lavado el chándal?
âTodavÃa no ârespondÃâ, solo me lo he puesto tres veces.
âPues prepáralo para el martes, que te voy a llevar al gimnasio de mi barrio para que hagas un poco de cardio. Tienes que combinar la dieta con el ejercicio fÃsico, y eso se aprende.
âPara hacer el nicho completo âdeduje.
âLo has entendido âconcluyó el paleontólogo.
El gimnasio estaba cerca de su casa, de manera que nos encontramos en su portal a primera hora de la mañana y fuimos dando un paseo. HabÃa aparatos por aquà y por allá y un número considerable de cuerpos gloriosos haciendo músculos o tonificándolos, no sé, en ropa deportiva de cortes de lo más sugestivos. Me llamó la atención un señor mayor que pedaleaba con parsimonia en una bicicleta estática mientras leÃa el ABC.
Hicimos elÃptica. Yo, dos etapas de doce y trece minutos respectivamente. Según la información proporcionada por el ordenador de la máquina, logré quemar setenta calorÃas trabajando sucesivamente en los niveles 1, 2 y 3 de dificultad y tras recorrer casi un kilómetro. Le dije a Arsuaga que podÃa dar más de mà y volvió a programarme el aparato, al que me subà de nuevo dispuesto a todo. Al poco, y como vio que comenzaba a jadear, me invitó a dejarlo.
âA ver si te va a dar la pájara âdijoâ y tengo que llevarte a urgencias. Basta por hoy. Ahora, te invito a desayunar.
El paleontólogo, que me veÃa cada dÃa más delgado, identificaba esa pérdida de peso con un estado de consunción, y quizá no estuviera equivocado.
Fuimos a una cafeterÃa cercana donde ocupamos una de las mesas del exterior, pues la temperatura, pese a que el dÃa se presentaba caluroso, era buena a esa hora. Arsuaga se pidió unos churros gigantescos, de los que le pusieron tres, y yo, una tostada con jamón de York.
âConceptos âdijo el paleontólogo.
â¿Qué quieres decir con «conceptos»? âpregunté.
âConceptos mallas y neopreno âaclaróâ. Las personas blancas estamos mejor, más guapas, con mallas negras.
â¿Y eso?
âAhora lo entenderás. QuerÃa hablarte de la piel, que a su vez tiene que ver con el sudor. Has sudado lo tuyo en la elÃptica.
âYa lo creo âdijeâ, pero le estoy cogiendo el gusto. Me parece una forma de ascética.
âPues bien, tenemos el mismo número de folÃculos pilosos que un chimpancé.
âNo lo parece.
âHaremos una distinción entre el pelo fino, el vello, y el del cabello, el de las axilas, el de la barba⦠Se trata de un matiz lingüÃstico que no sé si es correcto, pero es bueno. En cualquier caso, tenemos el mismo número de folÃculos que cualquier primate, incluido el chimpancé. No somos el mono desnudo, somos el mono velludo.
â¿Por qué hay gente que tiene pelo en la espalda y gente que no? âse me ocurrió preguntar acordándome de un tÃo mÃo muy peludo.
âTodos tenemos folÃculos, que es la estructura de la que sale el pelo. Unos desarrollan pelos fuertes y largos y, otros, vello, pero todos tenemos el mismo número de pelos.
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